El lunes, haciendo balance del fin de semana, llegué a una conclusión curiosa y/o discutible: ha sido francamente bueno.
Empezó el tema muy pronto. El sábado a las 9:00 am. estaba sobre la cancha de paddle para disputar un match con mi compañero (en la cancha) Miguel. La temperatura era bajísima (-2 º C), pero cuajamos un buen partido. Y ganamos. Se gane o se pierda, el objetivo fundamental es tomar un café después de los partidos; y, la verdad, tras un buen partido saben mejor café y tostadas (con doble de mantequilla, como Dios manda).
Tras una victoria (paddle, fútbol-gordos, dominó, cinquillo, ...) la vida parece mucho más maravillosa de lo que ya de por sí es. Tengo la impresión, incluso, de que los Dalton se portan mucho mejor. ¿Será el respeto hacía el ganador?
El domingo bajó mucho más la temperatura. A las 11 am. Los termómetros marcaban 6 grados bajo cero (¡¡¡-6 º C!!!). “Qué hará a esas horas y con la que está cayendo”, se preguntaba la gente. Muy fácil: iba a ver a quince (XV suelen poner ellos) gladiadores partirse el pecho al Parque Sindical. Allí se jugaban la clasificación para la fase de ascenso Rugby Atleti y Aeronáuticos. Y se perdió; se dió la cara, se jugo bien, pero se perdió. No hubo cabreo. Estos chavales nos están ilusionando como hacía mucho tiempo no lo estábamos. El domingo seguía pintando estupendo, todo el mundo parecía feliz. ¿Será el respeto hacía el luchador?
En estos días esteparios nada mejor que un plato de fabada. O sí: dos platos de fabada. Aun a sabiendas que nos va a hacer mal, un hombre que se viste por los pies no se conforma con uno. Como con los donuts.
Domingo 20-12, 18:55. El bar de siempre. Los amigos de siempre. Las esperanzas de siempre (no sé por qué, pero los atléticos tenemos la _____ costumbre de hacer de cada partido un inicio de Campeonato).
-“Hoy sí.”
-“Me gusta cómo han posado ante los medios gráficos.”
-“Forlán se ha cambiado de diadema.”
-....
Desgraciadamente, en todo grupo siempre hay uno (que siempre es el mismo) que intenta poner un poco de cordura:
-“Vamos a darles cinco minutos para ver por dónde salen, que me los conozco”, decía el aguafiestas.
No habíamos empezado a increparle, cuando en el primer minuto nos remataron un córner.
-“¡Ves lissssssto!: hoy sí!”
-“Today’s the day” - decía el más viajado de todos nosotros.
Y treinta segundos después nos marcaba Nino. El aguafiestas, que nos conoce porque, además, es amigo, no nos dijo nada. No podía decirnos nada.
Después, nada. Noventa minutos de tostón infumable. Se sacó un empate inmerecido en un partido donde se pudo (y debió) ganar y se hizo todo lo posible por perder.
(La crónica del partido, si me permiten, me la voy a saltar. Ni me apetece hacerla, ni fue grande el interés que puse en el partido. Les recomiendo, muchos de ustedes son asiduos, “El rojo y el blanco” o “Las crónicas del Tomi” donde podrán ver el partido).
El domingo se torcía. El domingo ya pintaba lunes. Nadie respeta al mediocre.
Y lo que son las cosas, recién comenzada la semana puedo decir, bien alto y bien claro, que ha sido un buen fin de semana. Lo siento.
Moraleja: ¡FORZA ATLETI SIEMPRE!
Tras una victoria (paddle, fútbol-gordos, dominó, cinquillo, ...) la vida parece mucho más maravillosa de lo que ya de por sí es. Tengo la impresión, incluso, de que los Dalton se portan mucho mejor. ¿Será el respeto hacía el ganador?
El domingo bajó mucho más la temperatura. A las 11 am. Los termómetros marcaban 6 grados bajo cero (¡¡¡-6 º C!!!). “Qué hará a esas horas y con la que está cayendo”, se preguntaba la gente. Muy fácil: iba a ver a quince (XV suelen poner ellos) gladiadores partirse el pecho al Parque Sindical. Allí se jugaban la clasificación para la fase de ascenso Rugby Atleti y Aeronáuticos. Y se perdió; se dió la cara, se jugo bien, pero se perdió. No hubo cabreo. Estos chavales nos están ilusionando como hacía mucho tiempo no lo estábamos. El domingo seguía pintando estupendo, todo el mundo parecía feliz. ¿Será el respeto hacía el luchador?
En estos días esteparios nada mejor que un plato de fabada. O sí: dos platos de fabada. Aun a sabiendas que nos va a hacer mal, un hombre que se viste por los pies no se conforma con uno. Como con los donuts.
Domingo 20-12, 18:55. El bar de siempre. Los amigos de siempre. Las esperanzas de siempre (no sé por qué, pero los atléticos tenemos la _____ costumbre de hacer de cada partido un inicio de Campeonato).
-“Hoy sí.”
-“Me gusta cómo han posado ante los medios gráficos.”
-“Forlán se ha cambiado de diadema.”
-....
Desgraciadamente, en todo grupo siempre hay uno (que siempre es el mismo) que intenta poner un poco de cordura:
-“Vamos a darles cinco minutos para ver por dónde salen, que me los conozco”, decía el aguafiestas.
No habíamos empezado a increparle, cuando en el primer minuto nos remataron un córner.
-“¡Ves lissssssto!: hoy sí!”
-“Today’s the day” - decía el más viajado de todos nosotros.
Y treinta segundos después nos marcaba Nino. El aguafiestas, que nos conoce porque, además, es amigo, no nos dijo nada. No podía decirnos nada.
Después, nada. Noventa minutos de tostón infumable. Se sacó un empate inmerecido en un partido donde se pudo (y debió) ganar y se hizo todo lo posible por perder.
(La crónica del partido, si me permiten, me la voy a saltar. Ni me apetece hacerla, ni fue grande el interés que puse en el partido. Les recomiendo, muchos de ustedes son asiduos, “El rojo y el blanco” o “Las crónicas del Tomi” donde podrán ver el partido).
El domingo se torcía. El domingo ya pintaba lunes. Nadie respeta al mediocre.
Y lo que son las cosas, recién comenzada la semana puedo decir, bien alto y bien claro, que ha sido un buen fin de semana. Lo siento.
Moraleja: ¡FORZA ATLETI SIEMPRE!