Atlético por la Gracia de Dios.

Quiero dedicar este blog a mi hermana pequeña Pilar, que está en el Tercer Anfiteatro del Calderón compartiendo grada con muchos de los nuestros. Va por ella. Va por ellos.

lunes, 24 de mayo de 2010

Un día para la Historia.



No sé cuántas decenas de miles de atléticos se presentaron en Barcelona. Unas fuentes hablan de 50.000 personas; otras cuentan que fueron 60.000. El caso es que casi tres centenares de autobuses, dos vuelos chárter, siete trenes especiales y miles (y miles, y miles, y miles, …) de vehículos particulares (coches, furgonetas, motocicletas, autocaravanas, bicicletas, …) trasladaron a la marabunta colchonera desde todos los puntos de España hasta la Ciudad Condal.
No puede decirse, ni mucho menos, que fuimos todos los que somos; pero sí que todos estuvimos lo éramos. Y mucho. El ambiente, el colorido, la alegría, el griterío, la algarabía, el corazón que puso la ingente masa rojiblanca hizo quedarse a toda la ciudad asombrada, maravillada y, por qué no decirlo, entusiasmada. El que perpetra estas torpes líneas tuvo la agradable sensación de que los barceloneses nos daban su apoyo. Con los que uno tuvo la suerte de hablar, reconocían que nos lo daban por majos. Barcelona (por un día) supo sentirse colchonera. Y le gustó.

Fue un enorme placer encontrar tantos y tantos amigos. Unos conocidos, otros no. Los conocidos, ya amigos. Los no conocidos, amigos ya. Gente, insisto, de todos los puntos del País: gallegos, asturianos (¡esos tipos de Gijón!), cántabros (¡olé, los mis paisanucos!), navarros, catalanes (un abrazo muy especial a los de Tarragona), aragoneses (¡qué gente los de Terrer y los de Monegrillo!), riojanos (prometo ir a la Senda de la capital en cuanto pueda), castellano-leoneses (gente de ley los salmantinos y los vallisoletanos), extremeños (grande el personal de Mérida y enormes los de Navalmoral de la Mata, ¡siempre presentes!), castellano-manchegos (destaco a los de Guadalajara, los de Cuenca y a la Peña de Polán), valencianos (magníficos los nuestros de la Levante y los amigos de Alicante), baleares, murcianos, andaluces (saludos a los atléticos desplazados desde Sevilla, mucho ánimo a los béticos que nos acompañaron y abrazos a los incansables de Algeciras) y canarios. No vi a gente del País Vasco, ni a gente de Ceuta o de Melilla; y seguramente también la hubo. Mi reconocimiento a toda esta Gente, a la Gente de “Fuera”. Ellos y nuestros Jóvenes eran los que más se merecían este Día: el Día de la Final de Copa.

No sería justo olvidarse de toda la gente desplazada desde el extranjero. Seguramente en menor número que en Alemania la semana anterior, los “guiris” también estuvieron presentes. Coincidí con varios alemanes y algún escocés. Se tuvieron noticias de belgas e ingleses. Una mención muy especial a todos los desplazados desde la lejana Polonia: la gente del Ruch Chorzow. Atraviesan Europa estos leones para estar en las grandes ocasiones con nosotros. Estuvieron en Liverpool, en Hamburgo y, ¡cómo no!, también en Barcelona. Muchas gracias, amigos.

Madrid estuvo excelentemente representado. No quedó ciudad/pueblo de la Comunidad (Coslada, San Fernando, Torrejón de Ardoz, Alcalá de Henares, Fuenlabrada, Leganés, Móstoles, Alcorcón, Villalba, Tres Cantos, Colmenar Viejo, Arganda, Rivas, Loeches, Humanes de Madrid, Patones de Abajo, Las Rozas, Boadilla del Monte, …) ni distrito/barrio del Foro (Legazpi (el burro delante) y Arganzuela, Carabanchel, Aluche, Puente de Vallecas, Villa de Vallecas, Santa Eugenia, Cuatro Vientos, Los Puertos, La Latina, Tetuán, Chamartín, Prosperidad, Parque de las Avenidas, Ventas, Pueblo Nuevo, San Blas, La Elipa (nos flipa), Barrio de Salamanca, Barrio del Pilar, Barrio de Bilbao, Villaverde (Alto y Bajo), San Fermín y qué se yo cuántos más) sin adecuada representación.

Fue algo increíble. No recuerdo nada igual. Si acaso, aquellas finales de Copa en que todo Vizcaya bajaba a Madrid. O aquella final contra el R.C.D. Mallorca cuando 80.000 atléticos alentaron al Equipo, llevándole a la conquista de la Copa después de varios años sin títulos.
Ver desfilar a toda esta Gente hacía el Camp Nou desde la Plaza de España ha sido una de las cosas más grandes que este modesto servidor de ustedes ha visto en toda su vida como atlético. La Gente pasaba y pasaba. Hacíamos escalas en bares y seguían pasando. Nueva parada de aprovisionamiento y continuaban pasando. Penúltima parada para el avituallamiento definitivo y seguían pasando. Y pasaban. Y pasaban. Y, con la hora pegada, no fuimos los últimos en pasar.
¿Durante cuánto tiempo estuvieron desfilando las huestes colchoneras? Por momentos y por bonito se hizo eterno. EMOCIONANTE.

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Hoy tampoco comentaré nada del partido. De sobra conocen ustedes el desarrollo del mismo. En el césped la pelota fue de los nuestros, pero la definición la pusieron los sevillanos. El Atlético dio todo lo que tenía en el campo, pero no fue suficiente. Puede decirse que se llegó sin gasolina, sin una gota, a esta Final. Y no pudo ser.
En líneas generales, con el partido finalizado, podía decirse que no salíamos mal parados del todo en esta difícil temporada con la Europa League en la talega. Pero uno, muy sensible por esta época (cosas del polen), no podía dejar de sentir el no haber ganado el partido y poder festejar con todos los atléticos en Barcelona.
Eso es lo que diría la teoría.

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Porque, como siempre, la realidad dijo otra cosa.
Cuando parecía que la temporada había terminado la Afición dijo que no, que ni de coña había terminado. Era necesaria una última muestra de agradecimiento, la más grande muestra de agradecimiento, a jugadores (que nos han emocionado en Europa League y en Copa y nos han encabronado en Liga) y, por qué no decirlo, a los propios Aficionados.
Como todo lo que cuaja en este Bendito Club fue algo espontáneo, algo salido del Corazón. Nadie daba/dábamos crédito. Fue una auténtica locura. Una bendita locura. Una maravillosa locura.

De dónde sacó fuerzas la Afición es algo que quedará para futuros programas de misterios sin resolver. La Afición llegó una semana antes extenuada de luchar y ganar en Hamburgo. Las celebraciones posteriores (en un montón de rincones de España, es justo señalarlo) la dejaron medio muerta. Con el viaje a Barcelona, el pre-partido, los 90 minutos de aliento incansable y la dolorosa derrota, la Afición debería haber quedado para poco más. Pero no. En una muestra de Grandeza, de Orgullo, de Lealtad, la Afición decidió que, aunque perdedores en el partido, Ella era la verdadera campeona en la noche barcelonesa. Que Ella era la que cantaría con el Corazón.
Porque Ella fue la que hizo CAMPEÓN a un equipo arruinado a inicios de año. Ella, y sólo Ella, remontó contra el Huelva dando a la vuelta de unos octavos de Copa un ambiente de semifinales europeas. Ella viajó a Vigo y bebió en Madrid por las semifinales. Ella vino de Santander con una Final en la mano, después de jugar contra el Racing de Corocota.
Porque Ella estuvo en Lisboa animando hasta el final y dando aliento a unos jugadores rotos. Ella hizo de Mestalla un nuevo Calderón, donde su equipo jugó y se sintió como en casa. Ella hizo sentirse a los valencianos en un auténtico infierno. Ella calló a los seguidores del Liverpool en el Estadio Vicente Calderón. Ella calló a los seguidores del Liverpool en Anfield durante el tiempo reglamentario. Cuando el LFC marcó en la prórroga el gol que durante unos minutos les clasificaba, Ella siguió cantando como si nada hubiera pasado y consiguió marcar el gol decisivo a pase de Forlán (si leen la “Crónica de un gol que pareció ser de Forlán” del Maestro Carlos Fuentes en El Rojo y el Blanco sabrán de qué les estoy hablando. Quizá alguien pueda alcanzar a imaginarlo, quizá; lo que está claro es que sólo don Carlos sabe plasmarlo).
Fue entonces cuando Ella se formó en inacabable fila porque debía sacar entradas para Hamburgo. Poco más tarde, Ella se puso en nueva cola para sacar otros billetes, esta vez para Barcelona. Y Ella viajó a Hamburgo y festejó ¡¡¡llorando de emoción!!! Y a la semana siguiente Ella fue a Barcelona y cantó con el Alma. Y su Equipo perdió, pero Ella dijo que no; Ella dijo que la victoria iba a ser Suya. Porque Ella, señoras y señores (todos en pie, por favor) Ella es el Atlético de Madrid.
GRACIAS AFICIÓN.
GRACIAS AMIGOS.
¡FORZA ATLETI!

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Esta crónica va dedicada a la memoria de José Tomás Cobeño Torrego, aficionado del Atlético, fallecido en Barcelona durante el partido. Un abrazo muy fuerte para su mujer y sus dos hijos.
Descanse En Paz.

lunes, 17 de mayo de 2010

Crónica de un viaje anunciado.




Esta casicrónica va dedicada con todo el cariño del mundo a las siete personas que compartieron aventura con este humilde servidor de ustedes: Alberto, Juanjo, Juan Luis, Mario, Nacho, Raúl y Yayo.
No quiero olvidarme tampoco de la persona que más merecía haber estado y no pudo estar por razones (evidentemente) ajenas a su voluntad: mi Amigo y Hermano Fernando.
Va por todos ustedes, Amigos.

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Después de múltiples vicisitudes con las que no les voy a cansar, ya que muchos de ustedes también las padecieron, nos presentamos a las 05:00 del 12 de mayo en la terminal 1 del Aeropuerto de Madrid-Barajas. No estaba todavía claro que pudiéramos partir por culpa del dichoso volcán de nombre impronunciable. Afortunadamente pudimos comprobar en pantalla que el vuelo FR5462 destino Bruselas-Charleroi estaba “on time”. Y, aunque no se lo crean, el avión salió “on time”.
Nuestro vuelo era low cost, como no podía ser de otra manera. Viajamos con Ryanair, línea muy recomendable para este tipo de trayectos cortos (de menos de quince horas). Amenizando el viaje suele ir un grupo de cómicos buenísimos ofreciendo todo tipo de servicios. Desde el cilindrín nicotínico para el fumador (que no saca humo) hasta el rasca-rasca-rasca, especie de tómbola en la que se puede ganar hasta un coche (los más puristas imploraban cartones para un bingo). Al que suscribe lo que más le impacto fue el “Magical Birthday Candle”.
En el “Magical Birthday Candle” vamos a detenernos un rato, que lo merece el aparato. Por inventos menos útiles se han llegado a dar Premios Nobel como si no costara y auténticos genios, como los inventores del “Magical Birthday Candle”, quedarán en el olvido de una calle unidireccional en su ciudad natal. El M.B.C. (“Magical Birthday Candle”) nos presenta un centro del que sobresale una bengala. Al encenderse, se activa una musiquilla en forma de “Happy Birthday to you” y van “floreciendo” ocho pétalos, ocho, con una velita (encendida, por supuesto) cada uno. Como habrán observado, el M.B.C. (“Magical Birthday Candle”) es ideal para festejar los ocho años. Uno, cuyo próximo cumpleaños será el cuadragésimo tercero, ya ha encargado cinco artefactos y medio.
Para los no iniciados en el “Magical Birthday Candle” tres recomendaciones:
-Mucho cuidado con las cortinas. Sería conveniente tener cerca un carro extintor polvo polivalente ABS de 50 kg. o, en su defecto, un carro extintor nieve carbónica (CO2) de 10 kg.
-No se puede llevar al fútbol ya que el Comité Antiviolencia tiene expresamente prohibido el acceso en los recintos deportivos a los portadores del “Magical Birthday Candle”.
-No utilizar como mechero.

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A las 8:30 del 12 de mayo aterrizó el vuelo FR5462 en Bruselas-Charleroi, con un cuarto de hora de adelanto.
Tras una despedida efusiva de ese entrañable grupo de cómicos, la expedición se adentró en la siguiente operación de la aventura. Ésta consistía, ni más ni menos, en decidir cómo ir a Hamburgo. Estaba claro que se iban a alquilar varios coches. Lo que no estaba muy claro era cuántos. Se presentaron tres opciones:
-Opción 1 (u opción A): ir a Hamburgo en dos coches.
-Opción 2 (u opción B): ir en tres coches (que eran los que estaban alquilados/reservados).
-Opción 3 (u opción C): ir en siete coches y dejar al único componente del grupo sin carnet de conducir guardando plaza en el mostrador de facturación para la vuelta.
Tras arduas deliberaciones se optó por lo fácil y económico; esto es, coger dos de los tres coches reservados. Uno hubiera optado por la comodidad de los siete vehículos, pero …
Para hacer las cosas bien, se decidió optar por coger los dos coches en dos compañías diferentes. Una conocida. La otra no. Muy rápidos y eficientes (aunque tristes, tristes, tristes) en Bélgica. Dos coches, dos. Un Mercedacos y un Mondeo. Coches con estilo para gente con clase (de nada, queridos).
A las 9:30 del 12 de mayo los aventureros atléticos salieron del aeropuerto con dirección Hamburgo. Unos 600 kilómetros de nada. Mal se tendría que dar la cosa para que la expedición no llegara a las 14:30 a Hamburgo y se jarreara con los amiguetes allí desplazados.

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Y no es que se diera mal, no; es que se dio peor.
Tras un paso rápido por autovías belgas y holandesas la expedición se introdujo en las míticas (¡juas, juas, juas!) carreteras alemanas. Las deseadas autopistas alemanas. Las autorutas alemanas en las que los límites de velocidad tan sólo los pone el vehículo y la imaginación. Zapatilla.

-“Aunque gaste un poquillo más, yo prefiero ir a 184 para llegar diez minutos antes”.
-“Ya, pero si no pasamos de 176 ahorramos carburante; de manera que una jarra nos podría salir gratis”.
-“En cualquier caso es una gozada que no nos puedan quitar puntos”.
-“Ya te digo, yo debo siete a Tráfico”.
-“Yo lo comido por lo servido, estoy empate a cero puntos”.
-“A mí no me han quitado ni uno” – atreviose una a decir.
-“¡No te jode, no tienes carnet!”.

Pues no señores, las carreteras alemanas (al menos por las que pasamos) no son mejores que las patrias. Las autopistas alemanas sin límite de velocidad son una leyenda urbana. Las obras alemanas son mucho peores que las de la Comunidad de Madrid. Las carreteras alemanas (al menos por las que pasamos) son una puñetera mierda.
¡¡¡9 horas y media!!! ¡¡¡9 horas y media!!! ¡¡¡9 horas y media para hacer 600 kilómetros!!! Un escándalo. Y vale que la expedición paró, porque había que avituallarse. Y vale que la expedición se perdió, porque había que perderse. Pero de ahí a sacar una media de ¡¡¡63,157 km/h!!!, ya me contarán ustedes. ¡¡¡63,157 km/h!!! ¡Váyase, señora Merkel, váyase!

Total, que Pájaro Gris 1 y Zorro Azul 2 (nombre clave de los vehículos para evitar ser interceptados por el enemigo (la Verkehrspolizei) no llegaron a Hamburger Hill (nombre clave de Hamburgo) hasta las 19:00 del 12 de mayo, después de la friolera de 9 horas y media “on the road”.

Tras dejar los coches en un descampado (cobrado como si fuera un parking) en los alrededores del estadio, el comando se dirigió hacia el estadio. Pronto apareció un letrero anunciando “german beer” y hacía allí hubo que encaminarse. Ni que decir tiene que parking y bar estaban en zona inglesa. Los ingleses, 100% peñistas, no dieron nada de guerra y nos dejaron degustar las ansiadas jarras de cerveza tranquilamente. En el debe del bar la insoportable música y dos incansables nativos queriendo hacerse fotos con todo el mundo.

Casi bien bebidos, aún dió tiempo a la expedición de pasarse por los restos de la Fan Zone, casi vacía a las 20:30 del 12 de mayo. Un par de cervezas fabulosas y al partido. Corriendo, como todo el viaje.

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Del partido qué quieren que les cuente si ya lo saben todo. Además, es un partido que debe volver a verse con tranquilidad, con calma.
Sensación de frío por la alta humedad y nervios. Muchos nervios.
Excelente partido de Domínguez y de Forlán. Grande De Gea en portería y Assunção y Raúl García en el centro del campo. El resto estuvo a bastante buen nivel.
El rival muy pundonoroso pero bastante flojo. Fuertes físicamente, eso sí. Dieron la sensación de ir con todos los deberes hechos.
Buena primera parte, mala segunda, regular primera parte de la prórroga y buena segunda del tiempo añadido. Así anduvo también la Grada. De las pocas cosas que debieron mejorarse fue la animación en la segunda parte.

Con el gol de Diego, la locura. Probablemente hubo alguien que no lloró, pero no conozco a nadie que no derramara alguna lagrimita. Los hay que lloraron a moco tendido. Los hay que lloraron a escondidas. Los hay que lloraron disimulado. Los hay que lloramos por el polen.
Abrazos, muchos abrazos. Amigos, muchos amigos.
Y después, calma. Mucha calma. Paz. Tranquilidad.

-“¿Qué hacemos?” – preguntaba alguien en unos aledaños ya vacíos.
-“La tomamos en Hamburgo como Dios manda” – respondió la tropa expedicionaria al unísono.
-“A ello pues”.

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Y, como no podía ser de otra manera, no la tomamos en Hamburgo. Tras dar una vuelta por el centro de la ciudad y no ver absolutamente nada, el Puesto de Mando del cuerpo desplazado decidió partir dirección Bruselas. Allí sí que sí.

O no, porque a los 20 km. de insoportable autopista alemana Pájaro Gris 1 comunicó a Zorro Azul 2 que no podía ni con el alma y que era necesario un reaprovisionamiento en el siguiente área de servicio. A las 02:00 del 13 de mayo, los vehículos hicieron una parada que sería decisiva en el transcurso de los acontecimientos.
Tras una cena bastante frugal y varias cervezas se decidió pernoctar en un motel. O, mejor dicho, al lado del motel. Para que me entiendan: en el puto coche (con perdón).
Y no fue tan mala noche, no. Un poco de fresco (o sea, un frío atroz), pero las cuatro horitas de sueño reparador fueron estupendas.
Toque de diana a las 07:00 del 13 de mayo.
Desayuno.
Primer cigarro.
Segundo.
Alguno plantea la necesidad de una ducha. Otro, más ágil, se la pega al módico precio de tres euros (eso sí, me cuentan que hoy está en Urgencias con la planta de los pies en descomposición).
Vuelta a la carretera a las 08:00 del 13 de mayo.
Risas.

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Con un título europeo las cosas se ven mucho mejor. Miren ustedes que hasta las infames carreteras alemanas parecían mejores. En Alemania, Holanda y Bélgica era festivo (Día del Padre), así que mejoró mucho el tráfico y hasta se consiguió encontrar algún significado a los disparates perpetrados por el MOPU germano.
Gran retención en Holanda (¡qué tíos más pintorescos los holandeses!) y Zorro Azul 2 que enloquece contagiando su alegría a todos los atascados. ¡Qué Nervios!
Y, ¡por fin!, Bélgica.
A las 13:00 del 13 de mayo la tropa victoriosa hizo su entrada en Bruselas. Ahora sí que podrían descansar (o sea, tomar cervezas) a gusto los héroes rojiblancos.
Pues no. Pájaro Gris 1 está a punto de quedarse sin gasolina y es obligatorio inmovilizar el vehículo para evitar una catástrofe mayor.
A las 13:10 del 13 de mayo Zorro Azul 2 parte con la misión imposible de encontrar una gasolinera en la capital belga.
A las 13:11 del 13 de mayo Zorro Azul 2 encuentra la estación de combustible (sí, estaba a la vuelta de la esquina). La suerte está con nosotros.
A las 13:25 del 13 de mayo ambos vehículos estacionan al lado de la Grand Place de Bruselas con la sana intención de no ver la birria del Meneken Pis (Niño Meando, en castellano) y el encomiable propósito de ponerse hasta las trancas de cerveza belga.
La cerveza belga puede parecer carísima. No es del todo cierto. Con una cerveza (11,5º) el 50% de los expedicionarios cayó en combate. Fue una emboscada. Alta traición. La Historia descubrirá al culpable de pedir esa bomba de relojería. Y la Historia le juzgará.
Y cayó otra cerveza. Y otra.

Y entonando el Alirón, el “Ohhhh, Bobby Zamora!” y sandeces varias más, los conquistadores atléticos partieron a las Termópilas. Perdón, a Leónidas a pillar chocolate (tengo que recordarles que estábamos en Bruselas y no en Amsterdam).
Ya estarán imaginándose a los ocho valientes entrando en la afamada chocolatería belga entrando a voces:
-“Espartanos, ¿qué somos?”.
-“¡GUERREROS!”.
-“¿Y cuál es nuestra profesión?”.
-“¡SOPLAR, SOPLAR HASTA REVENTAR!".
Pues sí. Así fue.
Durante media hora la tienda fue del comando. Sin utilizar ningún arma de destrucción masiva. Tan sólo cortando las vías de suministro (o sea, la máquina expendedora de tickets) al resto de la clientela.
Están cojonudos los bombones, por cierto.

-“¡Se echa la hora encima!”.
-“Para variar”.
-“No nos va a dar tiempo de llegar al aeropuerto”.
-“¿Da tiempo para tomarse una rápida?”

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A las 16:30 del 13 de mayo los dos vehículos salen poco menos que quemando rueda. En media hora deberán recorrer los 60 km. que separan Bruselas de Charleroi. En estos momentos se habían añadido a la expedición el Pánico y la Tranca.
A las 16:55 del 13 de mayo hacen su entrada triunfal en el parking del aeropuerto.
Todavía hay que devolver los coches.
Pero la suerte sigue con nosotros y los de las casas de alquiler apenas ofrecen resistencia.

-“Mejor que firmen algo, que no sé yo”.
-“Casi mejor, que son muy avispados estos belgas y nos la tienen jurada desde tiempos del Duque de Alba y sus Tercios”.
-“¿Alguien ha dicho de tomarse un tercio?”.
-“¿Da tiempo de tomarse una rápida?”.

En esta incursión aérea y terrestre ha quedado demostrado que con prisas se puede hacer todo. Por supuesto que dio tiempo a tomarse una. Y dos.

Una vez más a última hora se tuerce la cosa: un arma peligrosísima es interceptada por los detectores belgas: un zippo sin gasolina. He de decirles que éste es/era el de la suerte. Así que estoy abierto a cualquier regalo en forma de mecanismo de zippo, porque la funda me la devolvieron. Muy hábil la policía belga: sin mecanismo sería imposible encender una de la varias M.B.C. (“Magical Birthday Candle”) que tenía pensado comprar el que perpetra estás torpes líneas.

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A las 19:30 (más o menos, ya se había perdido definitivamente el norte) del 13 de mayo el vuelo FR5465 parte con casi una hora de retraso del aeropuerto Bruselas-Charleroi para depositar a los héroes atléticos en Madrid-Barajas.
A las 22:00 del 13 de mayo llegó la expedición. Todos exhaustos. Todos felices.

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Muchas gracias, Amigos.
¡FORZA ATLETI!
El miércoles más.

martes, 11 de mayo de 2010

Für uns und für alle unsere!



Porque podemos. Porque queremos.
Por nuestros hijos. Por nuestros mayores.
Por el nene que se pide Simão. Por el que se pide Pernía.
Por papá. Por mamá.
Por nuestras chicas. Por nuestros chicos.
Por toda la peña. Por toda la basca.
Por los que viajan a Hamburgo. Por los que no pueden.
Por los que estuvieron en Liverpool. Por los que se quedaron.
Por los que irán a Barcelona. Por los que no.
Por el niño Dani. Por la madre de Tomi.
Por los que conocemos. Por los que no conocemos.
Por los que están. Por los que ya no están.
Por los que estarán. Por los que no estarán.
Por los de aquí. Por los de fuera.
Porque te quiero. Porque te amo.
Porque te lo debemos. Porque nos lo debes.
Porque contigo reímos. Porque contigo lloramos.
Porque me emocionas. Porque a veces te mataría.
Porque me haces feliz. Porque me encabronas.
Por lo que eres. Por lo que no eres.
Porque siempre estás, aunque a veces no vengas.
Porque te necesito, aunque a veces no te llame.
Porque te siento mío, aunque te deba el corazón.
Por ese corazón. Por otros diez que te entregaría.
Por las rayas rojas. Por las otras.
Por el Oso. Por el Madroño.
Por Ti. Por mí.

GOTT MIT UNS
ICH LIEBE DICH, ATLETI!