Atlético por la Gracia de Dios.

Quiero dedicar este blog a mi hermana pequeña Pilar, que está en el Tercer Anfiteatro del Calderón compartiendo grada con muchos de los nuestros. Va por ella. Va por ellos.

jueves, 7 de febrero de 2019

Poco más que un partido más.




 
Vamos a escribir sobre una tontería, el derby. O mejor dicho, vamos a escribir una tontería sobre el derby.

Antes de empezar, les advierto que los años y Simeone me han hecho ver este partido como comencé a verlo de niño. Pasen y lean. A ver si soy capaz de explicarme.

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Servidor comenzó a ir al Estadio Vicente Calderón a mediados de los setenta, ya que, al contrario que la inmensa mayoría de todos ustedes, uno no nació Atlético; o, al menos, en la acepción de Atlético que tienen/tenemos todos. Sólo sentía, si acaso, una simpatía muy superficial. Con el tiempo, con un gol de José Eulogio Gárate al Zaragoza y con las visitas de crío a casa de mi tío Luciano, en Cuatro Caminos, empecé a ver la luz. La Pasión comenzó a abrirse en mí y en julio de 1.977 me hicieron socio del Atlético de Madrid. Y hasta hoy.

En aquellos tiempos de EGB, contrariamente (parece que estoy en modo anti-todo, nada más lejos) a lo que cuentan muchos de ustedes, en mi aula nos movíamos en empate técnico. En un aula de cuarenta niños (Colegio Público), veinte eran de los otro$, uno del bar$a, uno del Granada y dieciocho del Atlético (aproximadamente). ¡Y la de peleas que hubo por este motivo! Realmente, el único objetivo era zumbarse, no se crean. Y si el lunes solía ser por fútbol, el martes nos cascábamos fachas contra rojos, el miércoles (la más encarnizada) los que comíamos en casa contra los cabrones que comían en el comedor, …. De tal manera que te podías zurrar un día con tu mejor amigo del Atlético, de tu misma cuerda política, pero que cometía el delito de quedarse al come.

Vamos, que me lío. En aquellos tiempos el derby era poco más que un partido más. Los objetivos del Equipo eran mayores que conformarse con ganarl el mismo. Sí es cierto que era día de lleno hasta la bandera. Sin consultar las estadísticas, voy a hablar siempre desde la memoria y/o percepción, en los setenta el balance de enfrentamientos fue muy equilibrado.

En los ochenta (con todo lo que se diga, deportivamente fue una década mala) los otro$ comenzaron a distanciarse en estos enfrentamientos. Nos empezó a costar ganarles en el Calderón, pero conseguimos un par de goleadas en su campo. Golear parecía ser la única manera de ganarles; porque cuando la cosa estaba ajustada, siempre sucedía algo (como antes, como después).

Los noventa no empezaron mal, se les ganó una Copa memorable, pero después comenzaron a torcerse las cosas y se nos hacía un mundo ganarles. Ni en la Liga del Doblete fuimos capaces de hacerlo. Curiosamente, la temporada del descenso sí fuimos capaces de hacerlo, además, en su campo.

Después, y hasta la Llegada, ya no habría prácticamente derby. Era un día tan desagradable para el que intenta juntar estas letras, que dejó de ir al Estado en este partido. El Equipo dejó de pelear, independientemente de la diferencia deportiva. Por otra parte había que cuidar a un par de Niños (abonados desde que nacieron, pero que no iban a este partido) y tenía que alternarme con mi Señora. En el sorteo de partidos de pretemporada, servidor se lo cedía galante y tramposamente. Y fue mucho tiempo, demasiado, en el que estuvo sin competir. Siempre solían ser mejores y, cuando no, sucedía un milagro (vestido de negro) que echaba al traste todo el trabajo, toda la ilusión.

Entonces se produjo la Llegada. De no competir, se pasó a disputar con todas este partido. Ahora, los que empiezan a estar frustrados (en Liga) son ello$, a pesar de nuestras durísimas caídas en Champions. Se compite, como mínimo, de tú a tú. Se va al campo a ganar, pero a ganar de verdad. Por fin hemos vuelto a aquellos tiempos donde el derby era poco más que un partido más. Porque, afortunadamente, nuestra final es el siguiente partido.

Si recuerdan ustedes (y si no, se van unas cuantas líneas más arriba), les hablaba de unos Niños. Sí, son los que presiden este casiblog, los míos. Aunque ya estuvieron en Tallin, donde debutaron ante los otro$, éste que viene será su primer derby liguero. No sé quién está más ilusionado, si ellos o yo. Lo que sí les puedo asegurar es que me emociona mucho más llevarles el sábado que ganar el partido. Aunque, para que la tarde sea completa, a ver si somos capaces de ganarles y seguir compitiendo esta Liga al bar$a.
 

FORZA ATLETI SIEMPRE