Este pasado sábado se casó don Sergio Marqués, tío grande y elegante donde los haya. Uno de los participantes en la jornada (vamos a mantenerlo en el ralphnonimato) me ha hecho llegar una crónica de lo allí acontecido. Servidor simplemente se va a limitar a publicar sus líneas; por tanto, cualquier crítica, insulto o denuncia deberá ir dirigida a dicho ralphnónimo.
Desde este modesto casiblog quiero aprovechar la ocasión
para desearles, a don Sergio y Señora, lo mejor de lo mejor para el futuro.
MUCHAS FELICIDADES Y
FORZA ATLETI SIEMPRE
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Pues allá vamos.
¿Cómo empezar a narrar el enlace matrimonial del Marqués,
ser peculiar donde los allá? Qué le vamos hacer. Es como es; a ratos te
descojonas con él, al rato siguiente quieres matarlo.
Hará como tres años su ex decide que c’est fini, the end,
caput, chao chao, auf Wiedersehen, y el Marqués se nos hunde. Trabajo
diario de recuperación (qué bien se ven los toros desde la barrera, o consejos
vendo que para mí no tengo) y, después de unos meses de descompresión a base de
borracheras y barrigazos, de repente pum, desaparece de nuestro radar, que si
la casa, que si el divorcio, que si las niñas, …. Naaaaaaaaa, patrañas. El
cangrejo ermitaño, fiel a su propia idiosincrasia, soltó una caracola para
meterse en otra: tatuajes a cada cual más estrambótico que el anterior, amor,
lujuria, viajes, …. No sólo eso: llega y dice que se casan. ¡Toma tomate!
Dejó radicalmente el Atleti y todo lo que ello conlleva; lo
cual, viendo cómo se desarrollaban los acontecimientos, estaba nítido que
pasaría. A su nueva relación no terminó de serle sincera con su pasado ultra y
el de sus Hermanos, cosa obvia por supuesto. Cosas del amor. Jajajajajá, vaya
tela.
De repente nos vemos, deprisa y corriendo, en la boda de
segundas nupcias. Y no es una boda, sino un bodorrio por todo lo alto. Qué
bonito es el amor, cómo lo hago, cómo entrego las invitaciones, no se quién
vendrá, … Y me tiene a mí la cabeza como un bombo.
Le obligo y casi le arrastro de una oreja para que se plante
en el gran cumple sorpresa del Beto, en el que íbamos a estar la mayoría de Hermanos,
ocasión pintiparada para repartir las invitaciones.
JAJAJAJAJÁ. El descojone fue cuando me viene todo dios a
preguntar quiénes son esos otros dos que se casan a la vez y que salen en la
invitación (muy bonita, por cierto), que si es una boda doble, que si son dos
salones, que si esto, que si lo otro, …. Tremendo, la cara de Don Tomas era un
poema.
Bueno, entre la ingesta desmedida de alcohol (unos más que
otros) y la exaltación de la amistad, allí todo el mundo confirmó que iba a la
boda no boda. Jajajajajá. Según se iba acercando la fecha, la peña, por uno u
otro motivo, se iba cayendo de la convocatoria más rápido que Gimenez y Vitolo
juntos.
Total, que nos presentamos los cuatro jinetes del
apocalipsis. Y ya no sé si es la herencia de Don David en 10 minutos he
cambiado de planes 7 veces, he aquí que justo pasa lo siguiente:
·
PLAN A - La Mary, mujer voluntariosa,
dice que nos recoge al Gafotas del Lago Ness y al Guaperas de la
Villa Viciosa y nos lleva a la boda. Darío Ya no tengo vicios (esto,
más delante, se desarrollará tranquilamente), iba desde las Rozas, porque le
pillaba cerca.
·
PLAN B - Darío informa que este sábado estaría
en Villa la Viciosa. Entonces, la Gran Mary dejaría a su maridito
y al gafotas en Villa la Viciosa y los cuatro jinetes del apocalipsis
saldríamos al evento.
·
PLAN C - Sábado por la mañana. Darío informa que
no está en Villa sino en Menorca (sí, sí; los mundos de Darío), que se va
directo al evento. Venga pues plan A otra vez.
·
PLAN D - El maridito informa que la ya
no tan Gran Mary se va de compras con su madre y que ahí os quedáis.
Jajajajajá, yo me moría.
·
PLAN E - Maxi mira Uber Fuenla, Leganés, Villa,
Las Rozas. ¡Preparen las carteras!
·
PLAN F - El plan E es very expensive,
pasamos.
·
PLAN G - Ambos dos vendrían en la Boloneta
hasta Villa. Uber ida y vuelta y pernoctarían en Villa.
·
PLAN H - Darío llega a tiempo y todos salimos
desde Villa.
El viaje fue entre risas y despistes con el navegador. Mil
veces me preguntó el gafotas quiénes eran los otros que se casaban, que
tenía mucha sed. Así llegamos al recinto, y el gafotas de nuevo a la
carga, que dónde es, que si ya hay cerveza, que si vamos al bar. ¡Madre mía, qué
pibe!
Una vez tomada una ronda, ya se relajó un poco. O eso
parecía. Pero no. Y además ya los otros dos se contagiaron. Joder, aquello
parecía un tercer grado, y quién ese ese y quién es el otro, que quién se casa,
…. Y así durante todo el evento, ¡qué pesadilla! A ver, había 140 invitados y
por parte de Sergio éramos, entre sus padres, los del Eci y nosotros, 12
personas. ¿Cómo quieren estos tres mendrugos que me conozca a los más de cien
restantes? Pues eso.
Comienza la Ceremonia. El gafotas erre con erre con lo
de su futura mujer. La de veces que le tuve que contar que se casaron la
semana antes en Brunete, foto mediante, para ver si así se enteraba. Y a
vueltas con que tenía sed.
Y de repente, el maestro de ceremonias suelta en pleno
discurso que Sergio tenía un defecto: que es del Atleti. Pufffffffffff,
qué mal. Aparte del respectivo abucheo, al calvo le llego su momento cuando me
tocaba leer a mí. Tuve que improvisar mi más que sentido discurso para ponerle
en su sitio, con educación máxima y saber estar. Si le veo tres horas más
tarde, lo mismo ya se encuentra al Gremlins malo. Así que se escondió y no
volvió aparecer. En su haber hay que reconocer que cuando acabo la Ceremonia nos
puso el himno del Atleti a todo trapo.
Comienza el cóctel y Boloman tuvo que volver a contar
su anécdota en la boda de Dani, en la que se quedó sin cenar, ya que lo que él
considera cóctel realmente era la cena y se estaba reservando. Me
descojonooooooooooo.
A todo esto, Boloman toda la cena con su ya clásico
esto esta frio. ¡Joder, si lo soltó hasta con la tarta helada! ¡Madre míaaaaaaa!
Baile, copas, más baile y más copas, hasta que alguien
decide que había que hacer algo con las letras con luces de las iniciales de
los novios. Jajajajajá, la foto con las SS y el brazo en alto es una más de la
de miles de batallitas que contaremos a menudo. La cara de los invitados que
estaban presentes en el jardín de no entender nada, pensado qué hacían aquellos
cuatro, lo decía todo.
Termina el festejo, apuramos la ronda final y, como siempre,
todo se acaba cuando estas más arriba, todo un clásico. Ya no quedaba nadie en
el hotel y los cuatro héroes que manteníamos el tipo y la reputación en busca
del baño y la salida (para irnos, que les veo venir), nos despistamos y
entramos en unas cocinas gigantes limpias como la patena. De repente ante
nosotros, como Ragnar Lodbrok ante el Valhalla o las mismísimas minas del Rey
Salomon, una estantería gigante llena a reventar de botellas de todo tipo de
espirituosos de 40º. Yo no daba crédito, el zorro en el gallinero.
El primer arranque era arrasar con todo lo que abarcaran
nuestros brazos, pero creo que alguien con criterio puso orden ante tal desafío
y solo se pilló lo justo y necesario para continuar en mi casa.
La vuelta en el Dariomobil ni la recuerdo. Sólo sé
que llegamos sanos y salvos (no es un farol, Darío conduce mejor mamado que
sereno). Cuando mi hijo mayor nos ve aparecer no daba crédito: más copas, más
voces, más gritos, …. Total, para lo que me queda en el convento ….
Boloman se acuesta, Darío se va donde su Madre, y el
Maxi y yo nos quedamos un rato más arreglando el mundo. Se rememoró el 20
aniversario de mi boda como se debía, con la katana de Hattori Hanzo, recordando
cuando Nacho abrió la puerta a mi Padre, que nos tenía que llevar de viaje de
novios, y estos dos sinvergüenzas seguían allí. Jajajajajá, qué grandes
momentos.
Maxi decide irse en Uber ya de buena mañana. Me acuesto y al
rato aparece el Teto y me pregunta que dónde está el Maxi. Jajajajajá,
creo que no le podía ni responder. Un rato después, ducha, desayuno, recogida
de los Dalton pequeños por las distintas casas en las que estaban repartidos y
para el páramo a seguir festejando algo muy, muy importante: la vuelta de lo
que nos quitaron. Por cierto, vaya fiestón había.
Del Marques nada más se supo ni se sabrá. Pero aquí
seguiremos por si nos vuelve a necesitar.