martes, 7 de septiembre de 2010
Viaje disparatado a Mónaco
Hoy no voy a hacer crónica del partido porque tendría que inventar un montón de cosas, les tendría que hablar de oídas o de leídas. Muchos de ustedes incluso habrán visto el partido varias veces. Si quieren una crónica del mismo les recomiendo que acudan a “El Rojo y el Blanco” o a “Las crónicas del Tomi”.
Hoy vamos a hablar de un nuevo viaje “low cost”; hoy vamos a hablar del “World’s Cheapest Travel” (W.C.T. en adelante). Hoy vamos a hablar de un viaje tan divertido como increíble.
Como pasó, o como recuerdo que pasó, se lo cuento. Espero que les guste.
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Todo empezó cuando salió la fecha del partido, hace un par de meses. En los tiempos de crisis que nos toca vivir, con las vacaciones muy recientes, con el abono del Atlético recién renovado (la mayoría a plazos), tocaba recurrir a la imaginación para estar en el Principado de Mónaco. Y después de una temporada con tantos viajes improvisados por Europa como la pasada, de imaginación anda muy sobrada la Afición Atlética.
Lo prioritario era buscar un vuelo barato que dejara en las cercanías del feudo de Su Alteza Serenísima y Fiestera Alberto II. Viajar directamente a la ciudad anfitriona suele resultar imposible a gran parte de los seguidores por culpa de las dichosas agencias de viaje y de un sistema injusto que les permite reservar la mayor parte de las plazas en vuelos directos para vender los billetes a precio de angulas. Sin muchos problemas se consiguió un vuelo económico (60 € i/v). Lo de la cercanía sigo sin tenerlo muy claro.
Las urgencias hicieron cerrar rápidamente este vuelo. El destino sería una localidad próxima a Mónaco: Gerona. Al ladito mismo del Territorio Grimaldi, vamos. 600 kilómetros de nada.
Lo siguiente será buscar vehículo para acercar a las siete personas (o casi) al Paraíso Monegasco. Don Maxi, amigo y residente en Tarragona, se encargará de las gestiones. Y en estos casos, lo malo de intentar hacer las cosas a gusto de todos es que se suele terminar discutiendo por todo (el color del vehículo, la marca de neumáticos, la distancia entre ejes, las dimensiones de la guantera, …). Tras unos dos billones de correos electrónicos cruzados y muchas noches de insomnio, se conseguirá un vehículo acorde a las características de la expedición; la principal, un maletero amplio donde meter una nevera para la comida y un contenedor para la bebida. Como no podía ser de otra manera, la primera será minúscula y el segundo desproporcionado (para coger una cerveza fresca habrá que zambullirse unos dos metros de profundidad en las heladas aguas del Contenedor del Norte).
El amigo Maxi se encargará también de comprar la bebida (poca cosa esta vez: 96 tercios, 3 botellas de güisqui, 1 de ginebra y refrescos variados), la comida (empanadas varias Hacendado, tortillas españolas Hacendado, ½ kilo de fiambre vario Hacendado, ¼ y mitad de embutido también variado y también Hacendado y toda la gama Hacendado de snacks) y accesorios imprescindibles (servilletas, platos, vasos y palillos comprados en un todo a 50).
De tal manera quedaba todo preparado para que los aventureros desplazados desde Madrid, más el coéquipier y alma máter de la expedición, lleguen a Gerona y salgan zumbando rumbo a un nuevo título europeo.
Y por fin llegó el gran día. Un nuevo día grande. Un día que permanecerá por y para siempre en nuestros corazones: el 27 de agosto de 2.010.
¡Cuánto cuesta madrugar para laburar y qué poquito para, como se dice ahora, irse de farra! Será por aquello de la sarna con gusto. El caso es que a primerísima hora de la madrugada multitud de seguidores atléticos salían de sus domicilios para dirigirse al aeropuerto de Madrid Barajas. El primer metro de la mañana fue literalmente abordado por hinchas rojiblancos que llevaban bastante tiempo esperando en los andenes de tantas y tantas estaciones madrileñas.
En varios trenes se reencontraron muchos amigos después del período estival en el que se pierde esa relación que tanto nos gusta: la camaradería futbolística.
-¡Hombre, Mario! ¿Qué tal estamos?
-Bien, al fútbol.
-¿Y la familia?
-Finalmente no sale Tiago, que lo pone el periódico. ¿La tuya?
-He oído que Domínguez sale por la izquierda.
-¿Cómo vas?
-A Turín. ¿Tú?
-A Gerona.
-Nos vemos allí.
-Allí nos vemos.
-Ponme a los pies de tu chica.
-Póstrame ante la tuya.
En la Terminal 1 nos juntamos 6 de las 7 personas (o casi) que conformábamos la expedición: Berni, Israel, Nacho, Tete, Teto y servidor. Había ambiente de final en el aeropuerto. Especial ilusión me hizo coincidir con mis queridas Mar y Susana, amigas de verdad y atléticas de ley.
La mayor parte tenía como destino Niza, pero no fuimos pocos los que volamos a Gerona.
El vuelo del W.C.T., fue bastante aburrido para lo que suelen ser los trayectos con Ryanair. Los cómicos del avión actuaron muy poquito y no hubo rasca-rasca.
A las 9:45 aterrizaba el vuelo FR9379.
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El séptimo hombre, don Maxi, nos recogió con 5 minutos de retraso en la terminal gerundense. La furgoneta, una Renault Traffic full equip (nevera, contenedor y salchichón) con matrícula de Andorra, salió inmediatamente rumbo a Grimaldiland. La aventura daba comienzo.
Tras decidir ir lo más rápido posible, se hizo la primera parada ¡¡¡a los cinco minutos!!! de iniciado el trayecto. Hay que reconocer que era una parada obligatoria, pues había que comprar hielo, pan y alguna cervecita fresquita (las que había se antojaban insuficientes, ya que cada uno disponía de 14 tercios).
Ahora sí que sí la furgoneta marcharía rauda y veloz a tierras monegascas.
Pues no. Los primeros doscientos kilómetros fueron un infierno. Los que han viajado en autobús saben de lo que estoy hablando. Este vehículo no disponía de W.C. y hubo que hacer unas diez paradas antes de coger la velocidad crucero. Aquí me vinieron pensamientos muy profundos: ¿por qué el único que no tiene ganas de miccionar jamás de los jamases es el conductor? Otro: ¿por qué éste es el único que tiene prisa y no quiere parar nunca?
Pánico.
Nos estamos quedando sin hielo y nos queda la mitad del recorrido.
¡Dios Mío!
Ahora el conductor sí que para en todas las áreas de servicio que encuentra a su paso. En ninguna venden hielo (un amigo pronunciará, tras el partido, una frase rebosante de sabiduría: “yo sería incapaz de vivir en un país que no vende hielo”). Al final, decidimos preguntar en una especie de Centro Comercial.
-Bonjour, mon ami! S'il vous plaît, pouvez vous nous vendre sacs des glaçons pour nos boissons spiritueux? Nous payons très bien. (N.T.:¡Buenos días, maestro! ¿Vende sacos de hielo para las copas? Pagamos lo que haga falta).
-Nous n’avons pas des sacs, mais si vous voulez, vous pouvez prendre des glaçons de la machine (N.T.: No tenemos sacos, sírvanse ustedes mismos de la máquina. ¡Cómo si estuvieran en casa!).
Un poco locos sí que están estos franceses: no venden sacos de hielo y dejan cogerlos de un fabricador de hielo laminado. Lo que imagino que no contarían era con que los glaçons no eran para un par de copas, sino para un inmenso contenedor. La expedición consiguió seis sacos gigantescos de glaçons a coste cero. Tengo claro que algo no les cuadró.
El W.C.T. se había anotado un buen tanto.
Los relevos al volante fueron constantes, y a eso de las 16:00 la Renault Traffic con matrícula de Andorra se plantaba en los inmediaciones de Mónaco. Lo primero seía llamar a alguien para que confirmara (o desmintiera) la terrorífica noticia con la que habíamos amanecido: No se serviría alcohol a partir del mediodía.
-¿Es cierto lo de la ley seca?.
-No, no es cierto. De hecho me estoy tomando una caña …
-¡Qué bien! Ahora vamos.
- … al módico precio de 23 €.
-O sea, que ley seca. Vamos a tardar “un poquitín” más.
Como todavía nadábamos en la abundancia (de hecho, hubo que sacar un poco de agua) no había mayor problema. Si no teníamos acceso a las copas, las copas tendrían acceso a nosotros. Y nos tomamos unas cuantas.
Ya estábamos en nuestra salsa, cuando un Briatore de la vida aparca al lado nuestro. Con un Ferrari, por supuesto. Unos 65 años apuntaba el personaje. La camiseta desabotonada hasta el ombligo nos dejaba a la vista unos pelánganos en el pecho de medio metro y una cadena de 22 cm. de colorado del bueno, como Dios manda, el tío iba que daba gusto verle. Y eso es lo bueno del dinero, que permite vestir al que lo tiene de cualquier manera. El fulano en cuestión salía de fiesta (como decíamos a finales del siglo pasado) con 1.500 €. ¿Saldría mucho el pájaro?
Una copa llama a otra copa. Y, a la que uno se da cuenta, TARDE.
-Ya estamos como siempre, joder.
-Oye a mi no me mires que no llevo reloj.
-A mi tampoco, que aunque lo llevo no lo veo.
Aunque estábamos a 20 km. de Mónaco, hubo que apretar para llegar a tiempo. Tan rápido salió la expedición que se quedó abierta una puerta de la que cayó en plena autopista todo el cristal que se había reciclado. Los coches que seguían a la furgoneta andorrana decidieron dar una distancia de seguridad de 2 km. Las prisas nunca han sido buenas consejeras.
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Y, ¡por fin!, la expedición plantose (guiño a los muchos seguidores del Atlético en Asturias) en Carolinaworld.
Desde el inicio dio gusto ver a tanta gente bien. Supe que estábamos en la Tierra Prometida al ver a tanta señorona con Louis Vuitton y chihuahua dentro. El marido/querido/gigoló suele pasar inadvertido y suele ser muy hortera. Pero Ellas (en mayúscula y de pie) son el Santo Grial de nuestra civilización.
Me llamó la atención que en Mónaco sólo viven Ellas, sus horteras y adolescentes (imagino que hijos de los anteriores). Y el servicio doméstico, “of course”.
Lloré de emoción al ver a guardias y bomberos tan educados y con unos uniformes tan bonitos y tan caros.
Los que no me sorprendieron fueron los seguidores interistas. Vaya o no al fútbol, a un italiano se le reconoce por sus gafas de sol fashion y, en verano, por su bronceado. Las gafas cuanto más grandes, mejor; así todos sabemos que son falsas.
Reflexión:
No sé muy bien qué pinta un partido de fútbol en Mónaco, la verdad. Será cosa de los jerifaltes UEFA, con el despreciable, amargado y cada vez mas orondo, Platini a la cabeza. Unos días a todo trapo en Mónaco debe ser algo impagable. Y como esta gente viaja siempre “by the face”, ¿qué mejor ciudad para derrochar el dinero que se roba a clubs y aficionados? Muy edificante el comportamiento la clase dirigente futbolística. Eso sí, el aficionado, el paganini, que se joda (con perdón). Pero que pague, eso sí.
Ganamos y muy bien en un campo muy feo.
La Afición del Atlético suele estar a gran nivel en los momentos importante. Una vez más, la Afición dio una lección de cómo llevar en volandas a un equipo. El repaso que se llevaron los neroazurri fue importante. Y a uno, que es muy tonto y muy sensiblón, le parece algo muy bonito. Y le hace sentirse orgulloso. Y saca pecho. Y dirá a todo aquel que le escuche: “¡Yo estuve allí y empujé con todos!”.
El Atlético es Pasión.
La gente que no entiende esto piensa que estamos de cachondeo cuando les decimos que no cambiamos “lo de Barcelona” por un título; que “lo de Barcelona” fue uno de los títulos más grandes que ha logrado este Club. No lo entienden. Peor para ellos.
Me gusta que la Afición Atlética esté más cerca del concepto sudamericano de fútbol: la Fiesta está en la Grada, no en el partido en sí. Y a servidor eso le encanta.
Si además el Equipo juega bien y gana, la leche. Y eso fue lo que pasó. Así que todos contentos menos Platini & secuaces e interistas. Es un gustazo ver la cara de Platini cada vez que nos tiene que dar un trofeo, la verdad.
No me gustó la afición interista (¡ojo!: parto de la que es un equipo que siempre me ha caído francamente mal). Una afición muy light que no supo aprovechar su superioridad en la grada para ayudar a su equipo. Eso sí, muy fashion todos.
Uno de los mayores problemas que se nos planteó después del partido fue encontrar dónde estaba aparcada la furgoneta. Ni nos quedamos con el nombre del parking, ni con el nombre de la calle, ni con el nombre del barrio, ni con la parada del autobús que nos llevó al fútbol, ni con nada. A Dios gracias el Principado es pequeño; de lo contrario, siete personas (o casi) estarían dando vueltas todavía.
El momento álgido del viaje llegó durante esta búsqueda. Al no aparecer el aparcamiento se decidió una escala técnica para tomar una cerveza y refrescar las ideas en una pizzería. La idea era hacer un sinpa, pero se nos fue el tema de las manos y fue un auténtico atraco a cerveza armada. Un par de docenas de cervezas fueron confiscadas a coste cero. El W.C.T. volvió a anotar.
Cuando por fin apareció el parking, lo que no funcionaba era el ticket. Un empleado nos lo cambió e hizo ahorrar a los aventureros aproximadamente 150 €. El W.C.T. estaba enrachado.
Para rematar, la expedición se encontró nada más salir con una terraza monegasca y hacía allí se encaminó. Fueron un par de horas densas en la que no faltó de nada: cervezas, copas, comida, más copas. Lo mejor de todo fue que, al estar cerrada, nos salió todo gratis. El W.C.T. iba sin freno.
Haciendo cuentas, Mónaco resultó muy económico. Gastar menos es imposible.
Con la victoria en la talega, bien cenados y mejor bebidos, un problema aparecía en el horizonte de la noche: el hospedaje. Tras rechazar el ofrecimiento de varios amigos de compartir habitación (muy amables Enma y Luis dándonos la posibilidad de dormir por turnos en su suite de Niza), se decidió dormir en primera línea de playa. Y más primera línea imposible, háganme caso. O sea, en la misma playa.
Servidor siempre se ha quejado de la arena en las playas de Roquetas de Mar; siempre le ha parecido una arena incomoda. Vamos que ni le parece arena ni nada de nada. Pues la no-arena en Niza era para verla. La piedra más pequeña debía tener un diámetro de 15 cm. ¡Coño! ¿Para qué tienen playa si no pueden tumbarse?
En ese momento la expedición se dividió: los más responsables dormiríamos a pierna suelta en la furgoneta, mientras el resto se iba de pingo (como dicen en mi pueblo).
Los noctámbulos regresaron contando maravillas de la noche, despertaron a los dormilones y tras un recuento de urgencia, por si acaso, emprendimos camino de regreso a la Patria.
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¡Qué bonitas las vueltas victoriosas! Los peajes parecen más económicos. Los 600 km., convertidos por culpa del GPS, en 800, una fruslería. El trayecto se hace mucho más corto. Hay ganas de pasar a España para comprar los diarios deportivos.
Se comió en Gerona. Muy bien y muy barato. La población gerundense mostró simpatía y admiración hacia el Atlético de Madrid y sus seguidores.
Esto último daría pie a unas cuantas líneas sobre los desgobernantes catalanes. Pero voy a dejarlo para otra ocasión. Únicamente decir que me da mucha pena el mal concepto que se está tomando de Cataluña y sus gentes en el Resto de España por culpa de estos personajes y unos cuantos perroflautas.
Don Maxi debía dejar la furgoneta en Reus, así que a primera hora de la tarde nos depositó en el aeropuerto de Gerona para continuar hacia su destino final. Como el vuelo FR5477 no salía hasta las 20:15, aun hubo tiempo de tomar los últimos refrigerios.
El vuelo salió “on time”.
Y aterrizamos en Madrid “on time”, pero “acojoning”.
Y cada uno marchó por donde vino.
Y el lunes nos volveríamos a ver.
Así fue el viaje y así se lo he intentado contar.
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Desde este humilde casiblog quiero agradecer a la Gente con la que tuve el honor de compartir aventuras y desventuras los magníficos momentos vividos. Va a ser muy difícil repetir un viaje tan divertido; pero, como dijo don Nacho, “¡habrá que intentarlo!”.
El tema de hoy va dedicado a ellos.
¡FORZA ATLETI SIEMPRE!
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16 comentarios:
Muchas gracias, Don Paul, por querer compartir con todos nosotros sus vivencias. Gracias a usted, ahora mismo tengo la impresión de que dentro del W.C.T. también estuvo un servidor. Y la de recuerdos que me han venido a la cabeza, ni le cuento ...
Ahora ya solo te falta el reto de ver el partido (¿Has conseguido bajártelo al fin?). Yo, siempre que he viajado por ahí, siempre, he dejado uesto el partido que iba a ver a grabar, porque el gustazo que es contemplarlo luego en casita tranquilamente, sin tanta tensión, máxime después de haber vivido todo lo que ha vivido usted y lo que los Atléticos sabemos que solemos vivir en nuestros viajes por esos campos de Dios, es una experiencia sencillamente impagable. El broche de oro. No deje usted de hacerlo, hágame caso.
Reitero. Gracias por haberme llevado también en esa furgo, Don Paul. Ahora ya sí que puedo decir que estuve en Mónaco de verdad.
Un abrazo.
Gracias a usted por sus palabras, don Tomi. (Me he puesto colorado).
El partido gracias a usted, a su fiel Cárabo y a don Paquito pude bajarlo. Lo he visto con los cinco sentidos y me parece uno de los partidos más serios en mucho tiempo. Grandes todos, pero especialemente Raúl García, Agüero y Assunção (el mejor jugador del partido en mi opinión).
Un abrazo.
Colorao no. Don Paul. Más bien rojiblanco. Producto 101% rojiblanco, como sé bien que es usted.
aún no me ha quedado claro lo del salchichón
Ni a mí, don Carlos; ni a mí. Dese cuenta que estábamos en un cutre coast travel. Pero como de los errores se aprende, en el próximo no faltará un Joselito. O parecido.
Don Paul, la verdad es que fue un viaje inolvidable:
Inolvidable para los viajeros del metro de Madrid cuando le vieron aparecer a usted con sus mejores galas para acudir a la ciudad del glamour.
Inolvidable para los vehículos que vieron como se les venía encima unos tercios mal colocados por unos turistas andorranos, así como unos vistosos platos rojos que inicialmente confundieron con los triángulos de la furgoteta.
Inolvidable para los pobres domingueros que se tuvieron que tomar el tinto de verano calentorro por haber desaparecido las existencias de hielo del bufet
Inolvidable para Briatore, que nunca comprenderá lo cerca que estuvo de hacer feliz a estos aficionados atléticos prestandoles su ferrari para acudir al campo.
Inolvidable para los policías monagueses que constataron que la afición del atleti colaboró con la "ley seca" introduciendo en el estadio solo bebidas "sin" (cocacolas, zumo de manzana y cerveza sin, salvo el ultra que intentó introducir gintonic).
Inolvidable para los stewards que vieron que, a la par que los bomberos se afanaban freneticamente en recoger las bengalas tras el primer gol del atleti, dos aficionados intentaban celebrarlo en la pista de atletismo (inducidos por el mismo ultra del gintonic, que en esos momentos miccionaba tranquilamente en el baño).
Inolvidable para Figo cuando constató el amor que le profesan los aficionados atléticos por su pasado madridista.
Inolvidable para el pizzero cuando al día siguiente, frotándose las manos ante la ausencia de existencias, hizo el balance de cuentas.
Inolvidable para el franchute que vio como un aficionado del atleti de "calibre 22" se fumaba su paquete de tabaco en poco menos de una hora.
Inolvidable para los siete camaradas que fuimos en la espaciosa y confortable Traffic (igualita que los maleteros del viaje a Hamburgo).
En resumen, un viaje inolvidable que habrá que repetir, esta vez en la ansiada autocaravana. Tan solo añadir que, hasta donde alcanza mi memoria (más o menos hasta el penalti detenido por de Gea) ha sido uno de los viajes más divertidos que he realizado y como siembre, un honor haberlo compartido con usted.
Un abrazo.
Gracias, don Nacho. Usted lo ha dicho: INOLVIDABLE; una especie de revival de los 80'.
Me estoy frotando las manos con el viaje a Dublín. Por supuesto, si me admiten (imagino que no), me pido ir con ustedes.
Un abrazo.
¡FORZA ATLETI!
¡Que envidia!
Tenemos en el horizonte, algo lejos todavía, un viaje a Dublín en el que se intentará superar Mónaco y Hamburgo. Y usted es muy de Dublín, ¿no es cierto, don José Ramón?
A mí me encanta Dublín y eso que no he estado nunca.
Me pasa lo mismo que con Buenos Aires.
No estaría mal el viaje...
¡Buenos Aires! MARAVILLOSA.
No sé por qué lo saco, pero el otro día estaba pensando en lo bonito que sería recuperar el antiguo formato de la Intercontinental.
Don Paul, por supuesto espero realizar ese viaje a Dublín con usted (al único sitio que le tengo vedada la entrada es a la Dehesa, cuando viene acompañado de los Dalton, ya que sus fotos están colgadas en la entrada junto a los terroristas más peligrosos de este pais).
Lástima que para Dublín esté complicado realizar el viaje por vía terrestre (en cuyo caso le garantizo que no volvería usted a coger el volante), pero se me están ocurriendo unas ideas para Noruega y/o Alemania...
Espero verle este domingo por donde siempre y tomar unas cervezas antes (y durante y después si se tercia) del partido.
Por último felicitarle de nuevo, esta vez por su crónica alternativa, publicada en "petit comité".
Un abrazo.
No descarte ir en coche a Dublín, don Nacho; no lo descarte. Imagínese con una semana de vacaciones:
1- Coger el ferry (P&O Line) en Bilbao o (Brittany Ferries) en Santander y llegar (25 horas) a la costa sur inglesa (Southamptom o Plymouth). Atravesar Inglaterra y Gales hasta Pembroke o Fishgard -5 horas-) y coger alli por la noche-madrugada otro ferry (Irish Ferries) que en 3 horas deja en Rosslare. Total 2 dias, caro.
2- Conducir (unas 25 horas desde Madrid) hasta Roscoff (Bretaña francesa) o Cherburgo (Normandía) y coger el ferry (Irish Ferries) hasta Rosslare (unas 18 horas). Total 1 dia y medio, mucho coche.
3- Lo mismo que la primera opcion pero atraviesa toda Inglaterra de sur a norte y desde Liverpool se coge el ferry (Brittany Ferries) a Dublin o desde Holyhead a Dun Loghairy. 2 dias y mucho coche.
Viendo esos itinerarios casi que lo mejor es ir haciendo una hucha, e ir depositando semanalmente unos cuantos euros, para despues hacerse un viaje acorde a nuestras circunstancias.L lo que ocurre que entre unas cosas u otras seguro qie nos cargamos al cerdito antes de tiempo y luego a hacer malabarismos economico. Si casi lo mejor, economica y familiarmente, que suerte tiene Ud. Sr Marble, es que nos eliminen en primera ronda.
Un abrazo
¿Pero qué dice usted, señor Pereira? Si mi misión en la vida es velar por la economía de mis amigos. ¡Menudas palizas nos estamos metiendo siguiendo al Atlético! Nuestro lema sería: lo que pueda invertirse en juerga, sacrifíquese en comodidad.
Santander-Southamptom i/v (coche + 4 personas + otras 2 escondidas en el maletero): 700 €.
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